Claro como el agua: he decidido robar uno de los artículos de "pcbcarp". Es mejor leer el original que escuchar una versión de segunda mano. Como no podía ser menos, a cambio le voy a incluir en la lista de amigos, así podremos leer mas cosas suyas sin necesidad de delinquir.
Espero que no te importe.... mucho.
Un abrazo fuerte para pcbcarp.
... Y a los psicólogos
La otra noche estaba yo en la barra física interina (BFI) hablando tranquilamente de cosas estúpidas como las elecciones de mañana y aguantando, con relativo estoicismo, vehementes críticas a mi decisión de retomar las buenas costumbres y quedarme en mi casa.
Como la conversación empezaba a ser aburrida y ya había explicado varias veces el funcionamiento de la ley de Hondt con ayuda de servilleta y boli (siempre hay algún partidario del voto en blanco) para demostrar que (en Madrid) todo voto no emitido para el PP, PSOE o 2/3 aprox. de IU, va en definitiva al PP o al PSOE, comencé a prestar atención a la conversación de la mesa de al lado. Hablaban sobre la educación en España.
Participaban tres mujeres y un hombre, sus ocupaciones: una profesora de secundaria, una administrativa de una facultad de la Complu, un profe de FP y una pedagoga. Los dos profesores son amigos míos, la administrativa oscila entre el amor y el odio hacia mi persona y a la pedagoga, que es amiga de ésta, la conozco pero tampoco mucho, no os vayáis a creer.
La pedagoga estaba empeñada en demostrar a los otros que lo que les pasa es que tienen una percepción alterada de la realidad y que la LOGSE es muy buena. Mi amiga la profe discrepaba educadamente y la otra cantaba las alabanzas de no sé qué escuela pedagógica. Me di cuenta de que su grado de civilización a veces la impide (a mi amiga) realizar la acción tácticamente más adecuada para deshacerse de una imbécil, así que me giré y metí mi cuñita:
"Mi opinión es que, lo primero que había que hacer, es fusilar a todos los pedagogos."
La administrativa añadió: "Y a los psicólogos." "Y a los psicólogos", asentí yo.
A partir de ahí, la cosa se animó bastante. La apacible pedagoga comenzó a elevar el volumen, alegando que ninguno teníamos ni puta idea de lo que hablábamos, que Álvaro Marchesi, aunque psicólogo de formación, era un gran tipo y que la LOGSE es una ley cojonuda pero mal aplicada por culpa -básicamente- de los profesores, que lo que les pasa es que no están a la altura (a veces, lo de la altura de los profesores es cierto, pero los dos presentes a la sazón sí están a la altura) Yo: "!tú dirás lo que quieras, pero la LOGSE es una mierda." Ella sigue con que no, que es una ley perfecta, pero que los profesores no tienen formación. Yo le pregunto que cuántos años ha dado clase ella en un instituto y me contesta que mira Finlandia, que tiene el mejor sistema educativo del mundo. Yo: "claro: tienen mili obligatoria" (la charla que originó el postio anterior vino a continuación)
La pedagoga sigue alterándose: "¿Finlandia? ¡Cómo van a tener mili en Finlandia!" (obviamente quiere decir: "¿Cómo va a tener mili el país con el mejor sistema educativo del mundo?") "La tienen. Y no están en la OTAN". Eso ya no lo entiende. Lo que sí percibe es que la estoy sacando de su tema y, sin más, me espeta: "¡Qué sabrás tú! A ver, ¿tú has leído a KKKK?" Yo: "No, ni pienso." Ella: "¡Ja!" (lo que parece significar que cómo oso abrir la boca: un tipo que no ha leído a KKKK. De hecho ni siquiera lo he oído mencionar hasta el momento, ni me interesa lo más mínimo, la verdad) "A ver, dime dos, sólo dos, (aquí se le escapa un gallo) pedagogos." Yo: "Álvaro Marchesi y tú." Se da la vuelta, furiosa, buscando argumentos. Se vuelve -triunfal- "Para que lo sepas, Álvaro Marchesi es psicólogo. A ver: otros dos." Yo (impavido): "Fulanita de tal y menganita de cual." Ella: "Y esas, ¿quiénes son?" Yo: "Pues dos pedagogas." Ella: "¡Eso te lo acabas de inventar!" Yo hago un gesto como de "buá...", que puede significar diversas cosas.
Cómo explicarle que eran las exnovias de sendos amigos míos (una de ellas un brodo mimético, incluso) las cuales, que yo sepa, no sólo estudiaron para pedagogas, sino que imagino que seguirán ejerciendo de tales (sea eso lo que sea) y, si no, pues me da igual. Ella se pone en pie y me dice: "¿Sabes qué te digo?" (a estas alturas ya tiene a medio bar pendiente de sus gritos) Yo esbozo un ademán vagamente interrogativo. "Que hay que ver menos fútbol y leer más, chaval".
Parece que el argumento la satisface notablemente, porque me da unos golpecitos displicentes en el hombro con el dorso de la mano (en mis tiempos, eso era signo de mala educación, ahora no sé): "Que tienes que leer más." Yo (con la mirada baja): "No puedo." De súbito, todos los conocidos del bar estallan en una carcajada unánime. Ella se queda un poco sorprendida, pero -como está pedo- intenta atribuir las risas al hecho de que me ha pillado y que lo que pasa es que la gente le ríe las gracias. Insiste con los golpecitos en mi hombro en tono chulapa: "Que-hay-que-le-er-más." Yo también insisto: "Es que no puedo." Nueva carcajada general. Mi colega la profesora llora de la risa. La amiga de la pedagoga se levanta y la coge del brazo para llevársela de allí, circunstancia que yo aprovecho como el miserable que soy:
"Intentaré leer más; pero, aparte de fusilar a todos los pedagogos ("y a los psicólogos", dicen los dos profes) ... y a los psicólogos (asiento yo), había que volar todas las facultades de pedagogía ("¡Y de psicología!", claman varios espontáneos) ... Y de Psicología, concedo yo, una vez avisado el personal de administración y servicios, que no tiene la culpa, para que salga" (guiño a la amiga PAS) Aquí, constato que lo he conseguido:
"¡¡¡¡¡Pero... !!!!! ¡¡¡¿¿Pero tú estás viendo lo que dice este fascista??!!! Eres un nazi, tío." Yo, cabizbajo: "Lo se". La amiga PAS, la coge del brazo ya con cierta energía "Venga, fulanita, que te llevo a casa". Se deja arrastrar, mientras vocifera llamándome fascista y analfabeto funcional y que lea algún libro, entre el entusiasmo del público.
Tiempo estimado: 6 minutos. Reconozco que soy cruel. Pero es que no puedo con ellos. Los malos llevan tiempo tratando de subsanar el error que cometieron en su día al enseñar a leer y escribir a los esclavos, y los pedagogos (y los psicólogos) son su instrumento más fiel.
Y lo mejor de todo es que pudimos acabar hablando de la mili, hombre por dios. Primero de los seis goles del Atleti, y luego de la Mili.
3 comentarios:
Jo, Von Chemmen, la blogosfera empieza a parecer una cofradía de exclientes de Arturo. Me siento abrumado por la deferencia de publicitar mis pobres textillos. De todas formas, tú conoces a alguno/a de los participantes en la escena. Nos vemos y te me has adelantado con el link, pero ya voy.
Esto se llama, robo con consentimiento. Mis risas fueron muchas y buenas leyéndolo, me pareció buena idea compartirlo con el resto.
Un abrazo fuerte.
¿Y no incluimos en la lista a ministros, ministras y ministrables de Educación? Que menos Punset, el resto da una penita... Son como caballos con una pata rota, mejor matarlos para que no siguan sufriendo.
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