Por tanto, decidí ir a la izquierda a tan magna localidad, donde sorprendentemente encontre a su habitantes de variopinta pinta, y curioso de mi, descubri que eran Geishas y no Mamadistas el gentilicio local.
Entonces oí en susurros, "mala gente, gente occidente". Abandone el pueblo, como entre, lleno de gozo.
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