Antonio López es el representante por excelencia del hiperrealismo. De sus pinceles brotan realidades cotidianas de la vida, con una pericia técnica que nadie duda en calificar de magistral.
Pero suponer que la obra de López se limita a copiar la realidad es un craso y vulgar error. La actividad del pintor consiste en contemplar la existencia (la naturaleza física), digerir los fotones innumerables que golpean sus retinas y excitan con vibrante electricidad bioquímica las neuronas de su privilegiado cerebro, para luego recrear en reverberantes ondas de materia plástica esa supuesta realidad percibida.
¿Porqué "supuesta realidad"? Porque la realidad no existe fuera de nosotros; en realidad, no existe fuera de Anotnio López. Todos nosotros, los espectadores de sus cuadros, somos creación del artista; sin el óleo y la paleta de López, ni usted ni yo seríamos nada.
Su pincel chorrea vida, sus manos sudan mundos, su cerebro vomita existencia insondables, camufladas bajo imágenes aparentemente cotidianas. Quien ha visto la Gran Vía de López ya no necesita ver la Gran Vía real; le resultaría insulsa y plana. Solamente la fuerza de la costumbre puede hacer que paseemos de nuevo por esas aburridas aceras cuasi-reales (porque las aceras realas SON las del cuadro).
Nietzsche dijo "Dios a muerto"; nosotros decimos "Dios se ha clonado en Antonio López". También Oscar Wilde afirmó que "la vida copia al arte", y tenemos que añadir, con espíritu neomodernista y postapocalíptico, que el arte copia a Antonio López.
5 comentarios:
Esto pasa por pedirle a los chamanes de la tribu unas hierbas para Miguel. Que en lugar de hacer una infusión, se las fuma y luego escribe.
¡ NUNCA !
Fumar mata.
No me trago el humo.
En realidad, firmó en el libro de registro con nombre falso, y se llevó las hierbas de un Jefe que acababa de morir. Se están tramitando las pertinentes acciones legales en su contra.
Supuesta realidad, suda, vomita, chorrea..., y o me lo haría ver..
Es la vida, que se abre camino imparable...
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